Nostalgía por aquellos días
Quien lo diria, pero extraño aquellos días que compartiamos juntos, a pesar de tus berrinches y todo lo que eso implica – en fin – cosa de niños (todos en algún momento lo fuimos). Tu llegada a mi vida - hace poco más de un año - le ha dado un sentido, una meta, sintiendote como la hija que quizá nunca tenga.
A veces, por la impotencia, me sentía improductivo por el simple hecho de cuidar a una niña. Pero no, luego de mediatarlo mucho, creo que no es así, estaba haciendo algo bueno – por fin – después de tantísimos años.
“Me imagino llegar a casa en por las tardes – extenuado por el trajin – pero feliz de encontrarte con una sonrisa y que me das un fuerte abrazo, haciendome olvidar todo cansancio, recordándome de paso, porque sigo luchando”.
Y ese sueño que inspiró este lacónico relato, estabamos uno con el otro – cargándote – yendo a un lugar de mucha luz, paz y tranquilidad. Lo único que me intriga es la vestimenta de las pocas personas que pude ver, la cual era obscura, fúnebre y ausente. ¿Será que ha despertado en mí ese sentimiento de protector?
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