Algo más terrenal
Ferviente admirador de buenas mozas,
Desde muy pequeño me quedaba absorto,
Ante las niñas lindas que pudiera ver,
Y si ellas se percataban,
Toda mi acostumbrada labia,
Cambiaba por trastabilleos verbales.
Si una chica me gusta y se me acerca,
Me pone la piel de gallina,
Como intimidado y atónito,
De estar tan cerca de esa persona especial,
Incluso en estos tiempos de adultez,
Suelo estarme nervioso y algo ruborizado.
Cuando era más niño, no escatimaba nada,
Era simplemente mi yo con mayor libertad,
Espontáneo, sin máscaras y formalismos,
Muy propias de los adultos,
Y continuamente me pregunto:
¿Cuándo me volví tan tímido?
Las niñas no son tan complicadas,
Como las más grandes,
Y más si vienen de otros círculos,
Me encantan las chicas de portada,
Pero me doy cuenta que están algo lejos,
De mis necesidades y posibilidades.