Princesa
Nuestras conversaciones eran las más excelsas;
Tu voz una acaricia, que escucho con fervor;
Muchacha de sonrisa franca y grácil;
Tuve la sensación que lo sentido era correspondido;
El día que a solas conversamos, sin decirme no;
Supe que solo me ves como tu amigo.
Nuestras conversaciones eran las más excelsas;
Tu voz una acaricia, que escucho con fervor;
Muchacha de sonrisa franca y grácil;
Tuve la sensación que lo sentido era correspondido;
El día que a solas conversamos, sin decirme no;
Supe que solo me ves como tu amigo.
Se trascurrió el tiempo
Y lo sentido no quedó en olvido;
Es fuego que consume
Y ausencia que acongoja.
En nuestra despedida de casa;
Algo tan hermoso brotó de tu interior;
El peinado, el maquillaje, el ropaje y la actitud;
Fueron invaluables aliados,
En la insigne misión de hacerte florecer plenamente,
En aquella tarde que nos graduamos.