2009-04-30

Mi más sincera confesión

Mi más sincera confesión

Reproduzco en las siguientes líneas la carta que me hizo llegar al buzoncito del corazón un viejo amigo del cual no sabía hace mucho tiempo. Él como algunos, estuvo en la prisión que lo sumergió la opresión por el hecho de ocultar a toda consta lo que realmente sentía, con el tiempo eso que tenía guardado creció y creció hasta el extremo de tenerlo a flor de piel. No pudiendo más con ese sentimiento, finalmente confiesa el “delito” causante de su cautiverio espiritual.

Estimado amigo:

No se hasta que punto, quizá, esté confundiendo las cosas. Me estoy dando a la resignación de que nada será lo mismo de ahora en adelante, pero si de algo tengo la más completa certeza es el hecho de sentir algo maravilloso por alguien que me gustó desde el primer instante, Ella es una guapa moza limeña de exquisitas formas y brillantes ojos pardos.

Era apenas un chiquillo cuando empecé a tomar mayor atención a las muchachas, hasta que hizo su aparición (Ella era una joven mayor que yo y se había puesto muy bonita con la edad), con el tiempo hicimos me pude acercar a Ella y arrancarle algunas palabras, me trataba con mucha ternura por mi aspecto aún de niño. Me veía como su hermanito pequeño al cual Ella mimaba y le entregaba muestras de cariño y afecto.

Pasaron los años y gané algunos centímetros de estatura llegando incluso a superarla en talla, pero había algo diferente en Ella, se había convertido en una atractiva mujer, la perfecta combinación de belleza e inteligencia. Una mujer que estaba cosechando el éxito profesional luego de volver del extranjero, lo que me hizo quererla aún más.

Sin embargo un día me enteré que se había comprometido con un tipo que conoció en una de las reuniones que Ella frecuentaba, si bien estuvieron durante buen tiempo, el desenlace posterior confirmó mis iniciales sospechas: Él era un tipo reprimido y aburrido, no era lo que ella necesitaba; sino mas bien alguien con sentido del humor, que la acompañe en sus ratos de esparcimiento y no la contagie con su estúpida apatía.

Demoró en subsanar su corazón luego de la dolorosa ruptura, sus amigos y yo tratamos de consolar su alma desvalida y de paso haciéndole saber que su pena y lágrimas por el tipejo ese no conducían a nada y que solo conseguían mancillar el candor de aquel rostro, maravillo trabajo con el que la providencia la había bendecido.

Se sucedieron muchos acontecimientos desde aquel entonces, incluso nos habíamos convertido en amigos más cercanos, hacíamos buena química e incluso nos consideraban los más animosos en la reuniones de amigos en común. A pesar de todo eso, Ella jamás me vio como hombre, todavía tenía esa imagen de mí cuando niño, me tomaba más como alguien de su familia y no en algo más.

Unos meses después supe que encontró un nuevo amor, e tenido la oportunidad de conocerlo y comprobé que es muy feliz a su lado. Incluso tienen planeado casarse en un pueblito de la serranía porque les han contado que las capillas son muy lindas por esos lares. Sabido esto no me quedó más remedio que guardarme mi amor en el baúl de los recuerdos sin que haya fecha exacta de salida – salvo hoy que me animé por fin a confiarle amigo mió mis sentimientos por aquella dama – porque es mejor que Ella nunca sepa de mis reales intenciones, pues considero que lo nuestro no puede ser ya que es algo prohibido. Y la única forma que encontré de expresar mis deseos es a través de este escrito.

Por ser vuestra merced alguien tan cercano y de suma confianza, le hago entrega de este mensaje para que en la brevetud, se lo entregue a la mujer que hace palpitar mi corazón y espíritu, pues para cuando Ella lo lea, yo estaré por tierras lejanas para nunca más volver y dejarla que sea muy feliz.

Hasta la vista buen amigo Fernando.

El eterno enamorado



Humor animal

Humor animal



Nunca descuides tu espalda y menos en la oscuridad...




No te fies de Gonzáles, porque entra cuando tú sales...




No seas cachasiento... pues jejeje.

2009-04-13

Recuerdos que causan felicidad

Recuerdos que causan felicidad

Aquellas imágenes retro de una época pasada, donde todo era más sencillo, sin más responsabilidades que estudiar y jugar, en la compartiamos nuestros sueños con gente querida que ahora no está. Que tiempos aquellos, donde las cosas más sencillas nos arrancaban una sonrisa a pesar de las limitaciones – que por aquel entonces – se pudiera tener.

Conversando el otro con una persona – a la cual estimo mucho – me comentó algunas de las cosas que solía hacer, cuando niña, en el mercado del barrio donde antes vivía con sus padres y hermano. Como el hecho de saborear algunos de los manjares servidos en los huariques de aquel populoso centro de abastos: “El cebichito con su papa en salsa a la huancaina, buenazo”, fue lo que esta persona me confió en medio de una conversación que sin querer se orientó en retrospectiva. Yo, siguiendo el hilo de la conversación le pregunté: “¿Y has vuelto a probar ese platillo bicolor?” Su respuesta, una mezcla de añoranza y pena, fue: “No, desde ese entonces no se ha presentado la ocasión”.

Muchas veces el progreso genera que dejemos en el camino aquellas cosas que nos generan cierto placer y beneplácito. Nos adaptamos tanto a nuestra nueva forma de vida, que nos olvidamos un tanto de lo que frecuentabamos antes, tan solo nos dan esos asaltos de nostalgía cuando nos encontramos a solas con nosotros mismos, cuando nos da la pensadera.

Si bien sabemos muy en el fondo que esos años maravillosos no volverán, lo importante es no olvidar esa vida pasada ya que es un perpetuo recordatorio de nuestros orígenes y de hacía donde vamos. ¿No les parece un motivo para sentirse orgullosos?.

Reflexiones finales de Semana Santa

Reflexiones finales de Semana Santa

Muchos cristianos católicos son muy asiduos de cumplir religiosamente el ritual de recorrer siete capillas al inicio de la Semana Santa que siempre se sucede los días jueves y que ese día - como pocos en el año - congrega a gran cantidad de fieles deseosos de pedir por la salvación de sus almas manchadas por algún pecadillo cometido anteriormente.


Todos son muy buenitos antes de la pruebas en serio que nos pone en el tapete, cual caprichosa, la vida. Y es precisamente en estas pruebas en serio y no solo en el plano meramente teórico del asunto, donde se comprueba si realmente se ha entendido el mensaje que los crisitianos reciben periódicamente en sus reuniones de adoctrinamiento.


Lo que les critico a los cristianos muchas veces es su falta de coherencia entre su prédica y sus acciones cotidianas. Conozco a varios que se saben golpear el pecho en las liturgias, pero una vez fuera del templo, su caracter autodestructivo y egoista no permite que muchas de las cosas con sentido que se imparten en estas reuniones, rinda frutos en sus vidas diarias - a resumidas cuentas - esas enseñanzas cayeron en saco roto.


Usted amigo lector de buena voluntad, quisiera plantearles la siguiente circunstancia: ¿Qué prefiere, ir a un planeadísimo paseo por cabalísiticas siete diferentes pagodas o, por el contrario, tenderle la mano a alguién cercano a tu familia que más allá de ser o no de tu agrado, su vida corre peligro y tienes la posibilidad de salvarla haciendo a un lado la indiferencia? Personalmente me inclinaría por la segunda opción, por más que tengas insuperables diferencias con dicha persona, estamos hablando de una vida salvable que no puede quedar en tu conciencia con la consecuente angustia de haber podido hacer algo más. Las cuestiones personales deben hacerse a un lado, deben primar en situaciones tan apremiantes como la anteriormente expuesta, cuestiones humanitarias que deberían ser asumidas de facto por todos.


Por último no termino de comprender a esas personas que estan sumergidas en sus odios y sus reencores, lo único que lograrán es ser menos felices ellos mismos y a aquellos que los rodean. Siento lástima por esas desdichadas existencias.