2012-03-31

Aventura en la Cascada de Antankallo

Aventura en la Cascada de Antankallo

Los entretelones se dieron durante la semana vía correo electrónico, mensajes iban y venían. Luego de aceptar el desafío – para el cual en un inicio ni se me consideró entre las posibilidades – empecé a hacer los preparativos para esta excursión: siguiendo las indicaciones que me llegaron por el correo electrónico, comencé a preparar el equipamiento adecuado para esta aventura, planear comprar los alimentos y bebidas convenientes para estos ajetreos, etc. Llegada la tarde de la víspera, enrumbe a la casa de una prima que también asistiría a la exploración para poder salir juntos y no tener problemas con el transporte.

Pasada la noche y luego de un desayuno ligero nos dirigimos raudamente
en combi para llegar a las 7:30 horas a la Pontificia Universidad Católica, donde nos esperaba el bus que nos llevaría a Matucana (el lugar desde comenzaría nuestra travesía) ahí ya se encontraba otro familiar con su esposo, los cuales se volverían – a partir de ese momento – en compañeros de aventura. Enseguida hicieron acto de presencia nuestros guías, los cuales luego de pasar lista de los asistentes, partimos a las 7:50 horas de la universidad. Poco más de las 8:00 horas llegamos al segundo paradero en la avenida Parodi, donde recogeríamos a los últimos pasajeros que complementarían el equipo para el viaje. Hecho esto, proseguimos nuestro camino por la avenida Javier Prado.

Cruzamos La Molina, Ate para finalmente tomar la carretera central. Durante el trayecto, hicimos una breve parada en Chaclacayo para que los viajeros pudiéramos comprar algunas cosas que nos podían hacer falta, así como poder utilizar los servicios higiénicos en caso de ser necesarios. Continuamos nuestro camino y en el pudimos apreciar los bellos paisajes que encontramos en la ruta, tomando algunas fotografías para el recuerdo.

Llegamos a las 10:40 horas a Matucana, ubicada en el Km. 74 de la carretera central, donde pude captar algunas postales el pueblo. Nuestros guías también hicieron las respectivas fotos grupales y sin más inconvenientes partimos a las faldas de la cumbre que nos llevarían a la Cascada de Antankallo. En la caminata observamos los parajes que rodean al pueblo, los cuales se apreciaban mucho mejor y en perspectiva conforme íbamos escalando.

Subidas y subidas (algunas de ellas un poco pronunciadas) se sucedían una tras otra, finalmente nos condujeron a nuestro destino. Teníamos a la cascada frente a nuestros ojos, eran las 13:00 horas y estábamos hambrientos y con sed, por lo que se aprovechó para el refrigerio. Luego de disfrutar nuestras viandas, nos preparamos para descender por un puente de madera – que se movía cual gelatina – que nos conduciría a la caída misma del agua, donde tampoco desaprovechamos para hacernos algunas fotografías, bajo el riesgo de salir empapados y tiritando por lo helada que estaba el agua.

Se realizaron más fotos grupales y comenzamos el camino de retorno a las 14:30 horas, donde una llovizna persistente nos acompañó durante todo el descenso. Esta se fue haciendo más intensa conforme llegábamos al pueblito del cual partimos, a tal punto que se volvió un diluvio, obligándonos a refugiarnos en el bus. Alrededor de las 16:00 horas nos despedimos de Matucana y el aguacero nos escolto durante casi todo el camino de regreso. Llegamos a la gran ciudad que nos hacia recordar que la aventura concluyó, en casa nos aguardaban una ducha y comida reparadores.