2011-01-31

Los falsos profetas de nuestros días

Los falsos profetas de nuestros días

Miles de timadores y mercachifles de la fé harán acto de presencia en estos días de confusión y desconcierto, incluso los llamados a ser los elegidos serán victimas de la estafa más grande que se pudiera maquinar. Si bien embaucar con algún sorteo o rifa es algo pecaminoso – la plata después de todo se hace – traficar con la necesidad imperiosa de miles de personas de aferrarse o creer en algo, es una puñalada por demás artera y pusilánime.

Aparecen por doquier, cual plaga propia de nuestro convulsionado tiempo, como arpías buscando hacer caer hasta al más correcto de los hombres. Vestidos a la usanza de los sofisticados asaltantes al paso de hoy en día, con trajes elegantes de diseñador, autos de lujo, enjoyados hasta más no decir y con un libreto aprendido de memoria que les ayuda a captar a todos los incautos que se puedan cruzar por su camino.

José Luís De Jesús Miranda (el autoproclamado “Jesucristo Hombre”), puertorriqueño de nacimiento y exconsumidor de heroína – aunque a juzgar por lo que predica y afirma en sus discursos, creo que la sigue consumiendo por el grado de delirio de grandeza y autobombo – promotor de una especie de libertinaje religioso donde no existen consecuencias por nuestra acciones, agitador de masas ciegas en la doctrina de este gangster de la fé, donde lo maniqueo de su doctrina le hace creerse dueño de la verdad absoluta sin oportunidad de chistar o cuestionar el pensamiento de un tipo susceptible a equivocarse. Después de todo es un ser humano de carne y hueso como nosotros, más si consideramos las incongruencias de su diatriba y su pasado tormentoso.

Jaerock Lee, un coreano predicador y con pretensiones similares a su colega mencionado en las líneas anteriores, se computa el elegido por Dios en la Tierra e incluso vino a nuestro país dando muestras de intolerancia incitando a quemar imágenes religiosas de mucha devoción en nuestro país como es el Señor de los Milagros. Pero ojo para tu riñón truhán, en el Perú la gran mayoría aun son católicos y no permitieron que un forastero como este les viniese a cuestionar sus creencias, hasta el cardenal se puso saltón. Recuerdo también que una vez llevaron a mi padre a una charla que este fulano dio en el Campo de Marte por causa de una tía – fiel devota del coreanito – que me cae chinche y que hizo a mi viejo soplarse semejante culebrón como todo un tetudo.

Este señor al igual que el “Jesucristo Hombre” tiene muchas críticas por las inconsistencias de su programa, además de ser tildado como un farsante no solo por sus detractores, sino también por una ex esposa suya. Por demás esta mencionar que son catalogados como sectas cuyo común denominador es la farsa y el aprovechamiento descarado sin escrúpulos de la angustia existencial de la gente.

No puedo terminar esta reflexión sin mandarles su chiquita a mis antiguos empleadores, mucha Angeología, Reiki y no se que otras extravagancias más. Tanta ayuda a canalizar el aura y la energía, pretendiendo solucionarle los problemas a los demás (no pudiendo darle solución a los propios) dizque personas honorables y transparentes. Tan solo demostraron ser una sarta de peseteros hipócritas y que – como diría una tía mía – no pasaron de ser unos come ángeles y cagadiablos.

Mixtura familiar

Mixtura familiar

Mil y un sensaciones de los más exquisitos potajes:
desde el ají de gallina, pasando por la calapulcra, el enrollado de carne, la causa rellena, los canelones, el olluquito, la ensalada hecha con los vegetales más frescos y el cremoso helado tricolor que fue como la cereza a la torta de una especie de clímax en las papilas gustativas.

Festín que se pensó y concibió en diciembre, viendo la luz en enero – específicamente un domingo 09 – donde aprovechando la venida de un primo que radica en el extranjero, se orquesto tan singular reunión en la que cada núcleo familiar prepararía un platillo especial para el bituteo dominical. La casa de la hermana de mi primo que venia de afuera, sirvió como escenario para que cada familia muestre algo de su arte culinario (Comprar el helado en el supermercado y estresarte en la cola para pagar en caja es una chambaza también… jejeje).


Una vez llegado el día, los comensales procedieron a darle curso a los manjares servidos en la mesa; uno a uno se fueron transcurriendo los invitados, sirviéndose un poco de cada cosa no dejando nada por descartado y tampoco faltaron quienes repitieron impresionados por la explosión de sabor experimentada en cada bocado, culminando con el postrecito: el helado de crema que sirvió para refrescar el estómago luego de la comilona.


Se realizó una sobremesa con un juego un tanto similar a la “charada”, donde habían tarjetas con preguntas que se tenían que interpretar con señas y en donde los equipos participantes adivinaban lo que se trataba de representar, ganando el equipo que más veces de con la incógnita, por supuesto que mi equipo perdió – porque siendo francos – nos tocaron las preguntas más trancas.
El resto de la jornada se dio entre anécdotas, escuchar música y la segunda tanda de helados. Fue algo bonito para ser la primera experiencia, es un buen pretexto para compartir amor familiar y sana diversión. Buena comida, buen compañía… Bon Appétit.