2009-08-31

Radiografía de una noche en el hospital

Radiografía de una noche en el hospital

Fue un fin de semana de aquellos, nunca antes habíamos estado mis parientes maternos y yo tan preocupados, en zozobra y un tanto impotentes por los acontecimientos. Mi abuela había visto desquebrajada su salud, todo empezó como un simple inconcito en su costado derecho, la llevaron de emergencia al hospital, le hicieron los chequeos de rutina. Tras una larga espera al otro del hilo telefónico, me comunicaron que la regresaron a su casa bajo condición de volver en caso se sucedan complicaciones. Todo esto aconteció el viernes 21.

Cuando todo parecía ir mejor el sábado 22, los dolores volvieron con fuerza y se quedó en el hospital hasta muy tarde en la noche, esperando el veredicto del supuesto especialista (so burro diría yo). Se manejaban dos hipótesis sobre el origen de los dolores: Infección urinaria o Apendicitis (personalmente me inclinaba por la segunda alternativa). Grande fue mi sorpresa más adelante, cuando se descartó la apendicitis y se diagnosticó infeccción urinaria... ummmm algo raro hay aquí me dije, no pudiendo sacarme la apendicitis de la cabeza y vaya que el tiempo me daría la razón.

Un mal diagnóstico bajo determinadas circunstancias puede ser la diferencia entre la vida o la muerte, y vaya que lo de mi abuela pudo haber tenido un desenlace trágico. Muy temprano en el domingo 23, mi abuela fue internada en otro hospital que la atendió mucho mejor que el otro donde la vieron primero. Los doctores de este nosocomio detectaron la maldita apendicitis que se me había quedado como cuña en el cerebro, claro que tambieín había la infección urinaria. Los otros médicos se equivocaron en la causa de los insufribles dolores.

Llegué con mi madre y mi hermana como ha eso de las 16 horas, ahí estaban mis tíos y mis primos que habían llegado más temprano, nos acomodamos en la sala de espera y aguardamos lo que finalmente iba a suceder con mi abuela. Pasaron las horas, que parecían trascurrirse en cámara lenta, hasta que finalmente programaron su operación a las 20:40 horas. Llegó la hora de la verdad y la operación se realizó sin mayores complicaciones, tras eso, procedimos a retirarnos a nuestros hogares con la tranquilidad de que la abuelita se encontraba mejor y en buenas manos.

Una vez en la calle esperando tomar un taxi que nos regrese a nuestras casas, vimos como las aceras iban poco a poco siendo invadidas por pequeñas damas de la noche – sin duda, manifestación de la trata de menores, muchas de estas chicas son traidas desde zonas apartadas de la nación con engaños y/o secuestradas, acabando finalmente como chiquillas explotadas sexualmente por algún proxeneta o caficho. Esto no sucediera si es que no existiera un mercado de tipejos pervertidos que buscan a estas niñas para satisfacer sus bajos instintos. Debo confesarles algo, fue realmente penoso para mí, ver semejante situación.

Como conclusión he podido ver dos problemas que nos afectan a todos como sociedad: la mala calidad de la atención en los servicios de salud y el tráfico sexual de menores. ¿Qué pasa con los médicos? ¿Estudian como 8 años y no van a saber distinguir una apendicitis de otra molestia? Es el colmo, ¿En que matasanos confiamos nuestras vidas? Franco que ya no se que pensar de toda esta situación, como que se debería ser más estrictos con los aspirantes a formarse como médicos ¿No lo creen? Sobre la otra problemática, me pregunto ¿Donde están las autoridades pertienentes? La sociedad ¿Por qué no se manifiesta? ¿Será por que no “vende”? No se puede tratar tan despectivamente nuestro futuro, dejando que se vayan al carajo los sueños de estas niñas.





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