San Valentín... si como no

San Valentín... si como no

La resaca del día de San Valentín me ha dejado algunas cosas para comentarles y lo que pienso compartir con ustedes es desde el ángulo de quien no tiene a nadie para rendirle cuentas de sus actos – ustedes me entienden – el hecho de marcar tarjeta cada cierta hora y decirle a tu media naranja vuestra ubicación actual y lo que estamos haciendo en ese momento.

Esto como casi todas las festividades que se celebran todos los años se ha convertido en tan solo un pretexto para hacer dinero a consta de los incautos que lo celebran: corazoncitos, bombones, flores, tarjetas, etc. Todos estos artículos suben en complicidad con la mayor demanda de los mismos - pero una cosa - no lleguemos a desnaturalizar esta fecha tan especial para el amor y la amistad, que esto no se convierta en una fecha más en la que el mercantilismo salvaje busque obnubilar nuestras mentes con la fiebre del consumismo.

Los amigos y los locos enamorados pueden llevar a cabo una estrategia. Cualquier momento de nuestras existencias es el ideal para celebrar San Valentín: compartir con los amigos una comida acompañado de unos traguitos, agasajar al ser amado con esos detalles que por más pequeños que sean, son una muestra de la importancia que tiene la otra persona en nuestras vidas. Los invito a que cada día del año sea San Valentín y así contrarrestar esa ley de la oferta y la demanda, mantengamos los detalles para hacer crecer el amor a precio justo y evitemos que las fluctuaciones generadas por nosotros mismos nos dejen los bolsillos sin un cobre.