2009-01-29

TOUR CHIMBOTE 2009

Tour Chimbote 2009


Era un viaje que se veía venir dado el origen de mi padre ya que él nació en esta tierra porteña, testigo de buenas épocas como las del boom pesquero, por citar un ejemplo. Mi progenitor tenía todas las ganas del mundo por ir a su terruño norteño, así que emprendimos el viaje rumbo a Chimbote.

Su ausencia en Chimbote era de hacia 4 años incluyendo el tiempo que tiene laborando en Madrid
– España, su nueva residencia laboral. Al momento de nuestro arribo a Chimbote, su rostro se fue transformando desde el asombro y regodeo causado por el evidente crecimiento de la ciudad (sobre todo en Nuevo Chimbote, más adelante les mencionaré los detalles que puedo destacar) hasta una evidente pena y desengaño por ver el estado del vecindario en el cual había vivido cuando joven, aquel no era ni la sombra de lo que fue en algún momento: las veredas y pistas no estaban en muy buen estado, la zona es insegura, a resumidas cuentas, tan solo se apreciaba la decadencia y la situación de abandono y deterioro.

Por mi parte les debo confesar que la sensación no disto mucho de la de mi padre, tomando en consideración que no visitaba esta ciudad desde hace 12 años, debe haber sido esta cantidad de tiempo trascurrido lo que me ha permitido ver la verdadera dimensión del escenario actual: crecimiento y desarrollo en la periferia de la ciudad y por otro lado, debacle y estancamiento de los barrios tradicionales.

De gran ayuda fue el hecho de tener familiares en ambas zonas. Como les mencione, mi padre sentía pesar de las circunstancias por las que atravesaba su vecindario (21 de abril) que es un barrio del Viejo Chimbote. Por otro lado en Nuevo Chimbote se veía prosperidad y seguridad, en esa zona donde vivía un tío - hermano de mi madre - con su familia.

Pero antes que esto se vuelva en una columna de denuncia de algún diario politiquero, deseo que esto sea una oportunidad de relatarles las peripecias de mi estadía en Chimbote: el día 23 de enero, que fue el día de mi arribo, fuimos a una reunión en la casa de un fallecido amigo de la familia de mi padre al cumplirse 3 años de su partida, se culminó la jornada de ese día visitando a la tía Lola con motivo de su onomástico, además de conocer a sus demás hijas (Erika y Lissett), pues en otra oportunidad tuve el placer de tratar con la menor de ellas, Vanessa. Debo agregar que pude ver al hermano mayor de ellas, Frank, en su faceta de casado.

Día 24 y 25 de enero: fue la fecha elegida para visitar a mi tío Pepe – hermano de mamá – a la tía Aurora, a mis primos Gianfranco y Gustavo, cada uno con sus respectivos compromisos, además de conocer por fin a mi sobrinita Esthefany, hija de este último.

Además de la amena plática con tantas anécdotas para contar por tanto tiempo sin vernos, hubo deliciosa merienda y delectables bebidas que ayudaron a ponerle salero al momento. Culminada la tertulia, nos dirigimos a la Plaza Mayor de Nuevo Chimbote que se ubicaba por ahí nomás, en ella se encontraba una hermosa y majestuosa catedral construida por una congregación italiana y ni que decir de la plaza, esta lucía espectacular con piletas, áreas verdes, unos tigres en la entrada y una garza en el centro que simbolizada lo que era Chimbote: Tierra productora de acero y de riqueza pesquera. En este escenario nos tomamos varias fotografías para la posteridad. Al día siguiente nos dio alcance mi padre y luego de pasar toda la mañana y parte de la tarde, nos despedimos de mi tío y de su familia con la firme promesa de vernos pronto.

Día 26 de enero: era momento de visitar la última morada de mis tíos – hermanos de mi padre – y de algunos ancestros como mi abuela paterna, esta era la ocasión de limpiar sus lápidas, dejarles flores y recordar hechos de la época en que ellos vivían. Una vez realizado esto procedimos al retorno para darnos un merecido chapuzón en la piscina armable que había en la casa de la familia paterna.

Día 27 de enero: este día se pasó en los preparativos para el viaje de retorno a Lima, se almorzó en el restaurant- cebichería “El Maretazo”, donde degustamos de la gastronomía marina local. Por la noche estábamos regresando y hasta pronto Chimbote nos vemos la próxima temporada.

Nota: lo que voy a extrañar a horrores son los pancitos “torta” y “marraqueta”, los que estaban realmente exquisitos, ummm.

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