2008-10-29

Noche Miraflorina

Noche miraflorina


Todo prometía para una noche plena de diversión y sosiego, era algo que necesitaba y así aligerar la tensión vivida durante esa semana. Una chance que de paso serviría de pretexto para reencontrase con viejos conocidos, conversar con ellos, preguntarles que había sido de sus vidas durante todo ese tiempo que nos habíamos perdido el rastro. Y sobre todo, responder las interrogantes que con igual o mayor curiosidad harían hacia mí persona, mis amigos interlocutores.

El punto de reunión fue el Parque Patiño, un céntrico y conocido punto en el distrito de San Luis, un amigo me acompaño a dicho sitio para darle el encuentro a los compañeros de la jornada juerguera de ese día. Luego de despedir a mi guía, procedimos a tomar el taxi que nos conduciría al lugar donde nos entretendríamos esa noche, destino: Miraflores.

El recorrido fue sin mucho trámite, aunque con las lógicas incomodidades que padecen los amigos que comparten los espacios de una station vagon, la cual había quedado pequeña para el grupo que eramos; pero en fin, ni vuelta que darle, ya estábamos en ruta y no era tiempo de quejarse, solo disfrutar de la amena charla que entable con una amiga – guapísima por cierto - que nos acompañaba y que no veía desde los tiempos de la preparatoria.

Una vez puestos nuestros pies en territorio miraflorino, cruzamos la plaza contigua a la parroquia principal del distrito, llegamos a la esquina de la Av. Larco a la altura de la Municipalidad y de ahí trascurrimos hasta la cuadra 8 donde había una discoteca camuflada en medio de un gimnasio y una agencia bancaria. Era el point “Producto Peruano”, establecimiento en cuyos exteriores habia personas haciendo cola para poder entrar y empezar la jarana de fin de semana.

Desde un inicio la cosa no me olía bien, el local quedaba en un sótano - y como que tengo un trauma con lugares tan herméticos y subterráneos - puse peros e intentaba poner excusas para rehusarme a entrar a dicho local, mas la insistencia del grupo pudo más que mi negativa. Bueno - pensé - habrá que ver como es por dentro, y procedí a comprar mi entrada preso de la curiosidad, pero a su vez con cautela observando a mi alrededor las salidas y la ventilación, deseando en el fondo que no se presentara ningún percance. Acto seguido me adentre a esa especie de celda infernal donde la música era estruendosa, ambientada con una neblina de tabaco y nicotina, además de los elixires alcoholizados que rondaban por doquier.

Era un ambiente que te envolvía en espesa nube de alquitrán y licor derramado, música urbana traída quizá del mismísimo infierno. A esto le llaman “Producto Peruano”, bah, ese nombre es algo más acorde con una peña a algo parecido. Lo único que tenia de peruano era: la ubicación, los colores de las paredes y sobre todo la costumbre de beber cerveza y no se que otros menjunjes para emborracharse y celebrar por cualquier estupidez haciendo el ridículo bajo el ritmo sandunguero e insufrible.

Si bien se suavizó el ambiente con una orquesta de salsa de la que no me acuerdo ni su nombre, esto solo fue un paliativo para lo que vendría después. Más de la misma música bullanguera y frenética, me sentía como en Sodoma y Gomorra, con escenas por demás patéticas y libidinosas, eso era demasiado para mí, ya mi cabeza estaba en un punto de ebullición y la atmósfera se habia vuelto espesa y asfixiante. Opté por retirarme, con la necesidad de respirar aire puro y habiendo bebido tan solo 2 vasos de cerveza. Por lo menos ya se a donde no ir para una próxima incursión miraflorina.

2 comentarios:

Daniel dijo...

Espero no ganarme algún disgusto por parte de quienes no les guste lo que escribí...

Unknown dijo...

escribes bien, divierte tu crónica, sigue escribiendo...saludos!