2010-12-31

Deja Vu: ellas se parecen tanto…

Deja Vu: ellas se parecen tanto…

Tanto que me pareciera revivir algo ya acontecido, una inquietante facilidad para plantear a mi persona las anécdotas de su vida cotidiana. No se si con la más absoluta confianza que merece el más confiable confidente, o por el simple hecho que necesitan a alguien que las escuche, buscando quizá aquel consejo y punto de vista de quien mira el problema desde fuera.

Ambas son de mediana estatura, de contextura clara y cabello oscuro. Son poseedoras de una forma ser bastante peculiar, se asemejan a personajes extraídos de alguna historieta y debido a su gusto especial por el anime japonés, diría que efectivamente provienen de ese mundo de situaciones que muchas veces no distan tanto de la “realidad”. Ciertos roces con sus madres, padres un tanto ausentes y precoces lecciones de karate completan el cuadro de análisis.

La primera de las aludidas fue hasta hace poco compañera de la universidad y la primera amiga que hice en los claustros de mis estudios superiores, nos graduamos juntos en enero pasado y mantengo ciertas correspondencia con ella. A pesar que hemos tenido desavenencias – en gran parte por causa mía – hicimos a un lado las rencillas y rencores, porque nuestra amistad no se iba a tirar por la borda así nomás. Siendo esto último lo que peso más a la hora de poner las cosas en la balanza.

Mientras que la segunda, la conocí en mi reciente centro de labores donde ejerzo de diseñador publicitario que no es precisamente para lo cual me preparé durante mi estancia en la universidad, sino de estudios técnicos orientados al Diseño y creación de piezas publicitarias que inicie casi a fines del año pasado, justo en el momento el que me jugaba los descuentos en la Decana de América.

Con esto no quiero decir que hallé – si habérmelo propuesto – dos personas idénticas, muy por el contrario personas de estratos sociales diferentes con las subsiguientes diferencias, pero que sin duda las aquejan problemáticas – como diría un viejo dicho “sucede hasta en las mejores familias” – concernientes a los núcleos familiares en los que se desarrollan, conjuntos que por cierto no funcionan del todo bien. Las comprendo y me pongo en sus “faldas”, porque en lo que a mi concierne la familia perfecta no existe y doy fe de ello.

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