2009-05-29

República Aceitera del Perú

República Aceitera del Perú

Quedaron tan lejanos los días en los que se comentaba a voces, de las tristemente célebres rompederas de mano, sobornos, coimas, negociados por debajo de la mesa, “comisiones”, etc. Toda esta serie de pendejerillas – en conjunto – han establecido su propias clasificación a nivel criminalístico: La aceitada, nombre acuñado, no precisamente por expertos en la materia de la lucha contra actos delictivos, sino por dos individuos con malas mañas; el primero, funcionario público; el segundo, un ex ministro haciendo de lobby de inversionistas extranjeros, aprovechando sus contactos en las altas esferas del Estado.

Aceitada por aquí, aceitada por allá. Cualquier incauto – a simple vista - creería que vivimos en un país habitado por máquinas, pero no tardará demasiado en darse cuenta a que tipo de lubricante nos referimos al momento de decir: “Una aceitada”, se hace mención a los “incentivos” que uno realiza para recibir un favor o – en todo caso – agilizar algún trámite engorroso en el que nos veamos inmersos.

Cabe decir que el tema de la “aceitada”, no es un flagelo típico de los estratos altos de nuestra sociedad, se da en las bases de la misma: desde el padre de familia que le da un “regalito” al profe para que apruebe a su hijo al final de año, la madre que tiene que darles gaseosita y sanguchitos al personal de una universidad para que salgan rápido los papeles de su hijo egresado y ni que decir de las comisarías, donde los polizontes descaradamente te sacan alguito a cambio de escuchar y dejar constancia de alguna denuncia que vayas a realizar. Como ven los ejemplos son muchos y faltaría papel para enumerarlos uno por uno.

Recientemente el Gobierno Peruano ha iniciado una lucha “sin cuartel” contra la corrupción en el Estado, pero como habrán podido constatar con los ejemplos que les he planteado en anteriores líneas, el problema de la corrupción esta enraizada desde las estructuras mismas de nuestra colectividad, por lo que la lucha debe orientarse al origen mismo del problema, formando y haciendo tomar conciencia a los ciudadanos de hoy y del mañana de las consecuencias nefastas que trae la corrupción: subdesarrollo y más desigualdad. La pelota esta en nuestra cancha compatriota, hagamos algo de una buena vez para convertir a está Republiqueta de la Aceitada y de Cajeros Coimáticos en una verdadera República Democrática, sin corrupción ni corruptores.



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