2008-08-30

Sensaciones

Sensaciones

Al momento de redactar esta pequeña reflexión, varias anécdotas me circundan por la mente; son las imágenes retro de mi subconsciente que trabaja día a día, en horario corrido, este trabajador que no conoce de descansos, fines de semanas ni mucho menos de vacaciones.

Esta especie de herramienta neuro-audiovisual me ha acompañado desde mi más remoto origen, allá por las épocas en que, cual larva, solo me limitaba a absorber los nutrientes que mi madre lograba ingerir para continuar con mi desarrollo hasta que llegara el momento de salir expectorado al mundo real, un mundo con sus dilemas y contradicciones.

Una vez expulsado del cálido útero de mi progenitora, las primeras señales recibidas por el subconsciente fueron las producidas por el primicerio contacto con el entorno en el cual me encontraba para ese momento. Aquí podemos encontrar la llamada “estimulación temprana” y los demás intentos adultos por hacer que les hiciera caso a las payasadas o mimos que estos proferían en mi persona.

De esta época no me acuerdo nada, esa parte de mi historia personal la e podido reconstruir gracias a que, al ver a otros bebes de mi familia, asumo que de similar procedimiento ha sucedido conmigo.

Uno empieza a tener “uso de razón” alrededor de los seis años, que coincide con la etapa de colegio, aquí se empieza con la adquisición de conocimientos que complementarán las lecciones aprendidas en el hogar, orientada más que todo a la formación de valores en el nuevo individuo social. Estas lecciones hogareñas encuentran el campo de práctica precisamente en la escuela, porque es en la escuela donde empezamos a interactuar con otras personas ajenas a nuestro entorno familiar poniendo en consideración lo adquirido en casa para poder hacer la convivencia con otros seres lo más decorosamente posible.

Nuestro subconsciente por esta época empieza a trabajar más que nunca debido a la cantidad de estimulación recibida de todos lados: el hogar, la escuela, los amigos, la TV, el Internet, etc. Por lo que no es extraño que al soñar – por cierto la prueba más contundente que nuestra mente sigue trabajando: elaborando sensaciones y situaciones imaginarias – los contenidos de estos se refieran a lo vivido durante el día o en todo caso lo de las últimas semanas.

El subconsciente crece con el individuo y en la medida que este asuma nuevos retos y desafíos, acumule más experiencias, etc. Las construcciones que la mente elabore serán tan complejas como las experiencias percibidas. Claro, tengo que hacer la salvedad que muchas de estas construcciones oníricas frecuentemente están mezcladas con algo de fantasía que esconden tras de si deseos y anhelos ocultos del ser humano.

Y este subconsciente, así como nació junto con nosotros, trabajo con mayor intensidad que nosotros, del mismo modo morirá con nosotros y con el se irán experiencias y secretos nuestros. E incluso esas ansias de hacer cosas imposibles.





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