2007-09-23

Dos mujeres un guindón


Dos mujeres un guindón



Un gran éxito en los ’90, sin duda fue “Dos mujeres un guindón”, una novela que con lo ateniente al inicio, nudo y desenlace, superó ampliamente a cualquier otra historia del mismo género, con grandes actuaciones, sobre todo de la protagonista a la que denominaremos “la flaca”, actuación que por cierto fue respaldada por la rigidez y meticulosidad de la mejor estrategia militar.

Para familiarizarnos con esta historia, daremos algunas pequeñas referencias a cada una de las partes de este triángulo amoroso:

La flaca: cuyo mayor gancho era su talla, con greñas largas que le ocultaban el rostro. Actualmente el guindón la considera un cuerazo, pero ya sabemos que cuando la gente se enamora se vuelve ciega, sordomuda y cojuda. Para buen entendedor pocas palabras.


El guindón: el típico galancito de barrio, falda que veía, la cireaba, acompañando esa galantería con el clásico floro de chico rompecorazones. Su discurso sobre los lomazos, los buenos lotes – términos que empleaba para referirse a las féminas que veía – se ha visto contrariado con el final de la novela.


La chancha: mujer de buena talla pero de cuerpo espantoso, dizque estaba en proceso de divorcio - algo que por cierto a la larga le resto posibilidades de quedarse con el guindón ya que haciendo un balance a posteriori, tenia menos oportunidades que la flaca debido a que ella era una mujer libre – con un hijo por demás odioso e insoportable, con poses de divo que no le había ganado a nadie y con el cual uno de los sobrinos del guindón tuvo un encontronazo que les comentaré luego.

Los primeros episodios se sucedieron en Barcelona (España) y parte de ella se sucedió en Murcia, en una especie de presentación de la historia y poner a la gente de esos lares al tanto.

Llegaron al hogar materno y pasaron un tiempo alojados ahí, como vacacionando. Al comienzo el rumbo de los acontecimientos vinculaba al guindón y a la chancha; la flaca era solo hasta ese entonces la “amiguita” que los acompañaba.

La chancha y el guindón aprovechaban la menor situación y la cómplice oscuridad para sus arrumacos y no sería raro suponer que el guindón ya haya entrado a tallar en ese terreno.

La frase “Ten a tus amigos cerca y a tus enemigos mucho más cerca” es perfectamente aplicable a esta historia, dado que la flaca también quería con el guindón y para sacar de la jugada a su rival (la chancha) tenía que poner en funcionamiento su plan que consistió entre otras cosas con malestares, achaques, chiripiolcas, etc. Aprovechó su cercanía con las otras partes involucradas y desde hay comenzó a ejecutar su plan aprovechando al máximo sus chances y con un poco de suerte que nunca esta de más.

Meditándolo ahora creo que la familia del guindón al final terminó jugando para la flaca. La madre del guindón no pasaba a la chancha por ser una mujer casada y con esperpento incluido, la riña entre el hijo de la cancha y el sobrino del guindón que terminó con este último sangrando producto del artero y cabrón arañón en la nariz y el engendro de la chancha que se revolcaba de dolor producto de una soberana patada en el bajo vientre: ¡Victoria para el sobrino del guindón! ¡No había descalificación! Este último hecho puso en una encrucijada al guindón; o sacaba partido por su sobrino o por su entenado, esto y otros hechos de los que no tengo mayores detalles debilitaron su idilio con la chancha, tiempo después romperían y la susodicha volvió con su marido y hasta tuvo otro hijo con este y el guindón al final del culebrón se quedó con la flaca.

Al tiempo se casaron, tuvieron su hija y viven en su casita de campo en compañía de sus mascotas. Finalmente diré que la que llegó como convidada de piedra a la novela se terminó quedando con el galán, con su guindón.

PD: El presente artículo se escribió el 29 de agosto del 2007.











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