2008-05-12

Crónica por el dia de la madre

Crónica por el día de la madre

Todo se había planeado con antelación durante la semana previa, las mamás tienen derecho a revelarse aunque sea por este día contra ese trabajo, por demás esclavizante, que implica el arte de cocinar: picar las verduras, cortar las carnes, aderezarlas convenientemente y colocarlas en una cacerola, para que al final de todo ese ritual, que puede tomarse horas, sea visto y desaparecido por un grupo de hambrientos comensales en unos cuantos minutos.

Conociendo esta realidad, los hijos como mínimo teníamos que llevarlas a almorzar en un restaurante, este debería cumplir con los requisitos de ambiente agradable, buena comida y grata compañía. El point elegido fue "La Caravana" en el local ubicado dentro de la céntrica y parchada Avenida La Marina, donde los invitados a este almuerzo - agasajo a las madres de la familia, se dieron cita y hacerles presente el saludo a todas las mamás en su día.

Se degustaron sabrosos y apetitosos manjares que no podían estar sin la compañía de refrescantes bebidas gasificadas que calzaron muy bien con las viandas servidas en la mesa, finalmente estas fueron coronadas con deliciosos postres que fueron del deleite de todos. Eso si, a esto se añade el hecho de la sobremesa, haciéndose de esta forma más grato el almuerzo.

Una vez en los exteriores unos familiares tomaron otro rumbo por motivos logísticos, así es que los restantes caminado, caminado nos introducimos en Plaza San Miguel para darse un paseo, ver algunas de las cosas que ofrecen las tiendas ubicadas allí (como referencia para futuras adquisiciones) y conversar de forma amena y divertida.

Seguidamente nos enrumbamos a mi morada, donde continuo la diversión, personalmente nunca vi tanta predisposición en cada uno de los presentes para reírse y hacer humoradas al compás de la música que se puso de fondo. Mi madre junto con su hermana (que es también mi madrina) posando para la cámara con las botellas de bebida tripartita (lúpulo, cebada y agua) sonriendo a más no poder celebrando los demás tamaña ocurrencia.

Hasta yo me anime a hacer una que otra payasada como el paso de la "marioneta", con esa maniobra me puse a todos en el bolsillo arrancando risotadas cada vez que veían la fotografía que inmortalizaba tal suceso. Esta reunión tubo un sabor especial ya que es quizá el último día de la madre en el que nos acompañará un primo, antes de su viaje a la madre patria.

Las horas pasaron como volando, nunca vi tanta felicidad junta, caramba esto se tiene que hacer todos los años, porque nuestras madres se lo tienen bien merecido... he dicho.

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